La lista del Sersualismo sigue creciendo. Hemos superado la barrera de las 1300.
Para ver la lista actualizada, visita…
La lista del Sersualismo sigue creciendo. Hemos superado la barrera de las 1300.
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Según cuenta un pana médico, esta fue la peor experiencia que le tocó vivir mientras hacía el rural en Charallave (Ciudad cercana a Caracas, bueno no estoy seguro de que Charallave sea considerada una “ciudad”, ni hablar de Caracas…)
Sábado agitado en el Periférico de Charallave, como siempre “no hay material”, la falta de insumos hace que los médicos residentes a cargo de la emergencia hagan cualquier cosa para curar a sus pacientes: torniquetes con correas, taladros y herramientas caseras en sustitución de instrumentos quirúrgicos, hurto de medicinas en otras áreas para salvar una que otra vida… en fin, la situación típica de un hospital cuando hay guerra. Y como toda noche sabatina de 15 y último, mientras más real y más caña hay en la calle, más emergencias abarrotan el hospital. Seguir leyendo «El Hilo dental rosado»
Cuando llega diciembre, época de reflexión, armonía y…REGALOS, uno espera, bueno, uno que otro detallito de parte de sus seres queridos. Y este diciembre, mi papá, siempre tan delicado él, decidió regalarme un parcelita… sí, una parcelita, cual oligarca terrateniente…¿para construir una casa? NO ¿Para invertir en un negocio? NO. Una parcelita en el cementerio del este, para tener -como diría uno- un sitio donde caerse muerto.
En fin, por más macabro que esto parecía, ¿cómo decirle que no al gesto del viejo, que por demás costaba unos 500 dólares? ¿Cómo? Bueno, la verdad es que le hubiera dicho «¿qué te pasa, loco? cámbiamelo por un viaje a Europa!!», pero lo compró sin consultarme y no pude hacer nada. Seguir leyendo «Un lugar donde caerse muerto»
Por Jesús Rodríguez (chucho_rodriguez@yahoo.com)
El Vecino que pone Música Insufrible
Más allá de rascarse un testículo en la mañana, existe el placer que le causa a cualquier vecino el colocar merengue, vallenato, salsa erótica, el Chichicuilote y/o changa un sábado o domingo por la mañana.
Es sábado, ponte que sean las 8:00am, aún te regodeas en tu húmedo sueño –por lo general es el quinto- mientras una delicada carpa se yergue debajo de tus sábanas. Todavía tu cuerpo no se recupera de la noche anterior, ya que llegaste a las cuatro de la mañana y bebiste y bailaste hasta que tus riñones sangraran. En fin, te destruiste durante la noche del viernes como lo hace la gente normal. Pero no cuentas con que tu vecino es un «madrugador» melómano matutino, fanático de todos los volúmenes de Tropichanga, adicto a las líricas de Miguel Moly y Roberto Antonio, lleva en la sangre la salsa brava de nuevo rico con mal gusto y todavía llora la muerte de Rafael Orozco. Seguir leyendo «¡Es domingo, maldita sea, déjame dormir!»
Por Jesús Rodríguez (chucho_rodriguez@yahoo.com)
Más allá del placer masculino de rascarse un testículo en la mañana, se encuentra el de rayar las paredes de los baños públicos. Y recalco «públicos» porque la acepción no se remite solamente a los cubículos sanitarios de bares, universidades, liceos y hemerotecas. Para el ser humano, un baño «público» es todo aquel que no sea el de su casa. Es decir, el señor X es un homo sapiens al que le duele en el alma tener que lidiar con el mal olor del baño de su propia casa, así que se esmera por mantenerlo limpio, pero si de orinar o defecar en otro lado se trata, su imaginación y sus dedos no soportan el impulso innato de expresarse a través de las paredes que celosamente resguardan la poceta que no tendrá que limpiar su mamá. Seguir leyendo «Rayar los baños públicos»
Se trata de una tradición venezolana bastante bizarra, la cual vi en práctica en un pueblo del Estado Mérida.
En el gallo colgao se construye una especie de portería de fútbol con tres estacas de madera, lo suficientemente grande como para que pase un hombre a caballo por debajo.
En el medio del palo superior se coloca una polea para deslizar la cuerda con que se amarra al gallo de cabeza.
Mientras los hombres que van a caballo pasan por debajo de esta portería probando agarrar al gallo colgao patas pa´rriba, otro hombre sube y baja al animal igual como si fuera un papá intentando que los niños no le peguen a la piñata. Seguir leyendo «El Gallo Colgao»
Troposki resulta ser un joven estudiante de bachillerato de un colegio del este de la capital, el cual nació con un don de la naturaleza: un exagerado miembro mayor en tamaño que el resto de los mortales promedio.
El hecho en cuestión se remonta a una reunión para un trabajo del colegio, de esas típicas en las que dos trabajan y el resto de los manganzones se dedica a realizar cualquier tipo de barbaridad para matar el ocio.
Totalmente aburridos, aquellos ociosos, después de asaltar el bar del papá del dueño de la casa, se dedicaron a buscar a Troposki el cual estaba misteriosamente desaparecido. –
-¿Dónde estará Troposki?- se preguntaban. Seguir leyendo «Troposki: Una Bestia de Tres Patas»
Anuncio: perdimos la información del autor de este relato. Si eres tal y quieres que tu nombre salga aquí, por favor escribenos. Gracias.
El siguiente relato trata sobre los placeres mágicos y rituales de algunos seres de este planeta. Todo pasó un día cuando pasé un momento por casa de mi amigo Gustavo el cual se encontraba en compañía de su primo Humberto. Entré a la casa, pregunté por él a su abuela a la cual llamaremos «pobre ingenua» y subí las escaleras. Al llegar a la parte de arriba me llevé la gran sorpresa… los panas estaban en el baño totalmente desnudos jugando con el cepillo amarillo de la suerte. Seguir leyendo «El Cepillo Amarillo»
Por Jesús Rodríguez (chucho_rodriguez@yahoo.com)
«Tranquila, mi amor. Dame tu clave que yo te lo reviso»
La espigada e ingenua muchacha le confió la clave del correo electrónico a su novio para que le limpiara su cuenta, dado que ella «no sabía» y ya la tecnología la tenía, según sus propias palabras, histérica. El noble muchacho cortésmente aceptó ayudarla y enseñarle -como buen hombre seguro de sí mismo- la manera en que se hacen las cosas en esta vida. La manera correcta.
Sucede que el Sr. Autoconfianza se sienta frente a su PC, busca la página, coloca el login… busca la contraseña en el papelito rasgado que celosamente guardó en su bolsillo, al lado de su pañuelo sucio y el llavero de pepa e’ zamuro que le regaló su tímida y débil novia. Lee los siete dígitos. Se siente poderoso, fuertemente sentado sobre la vulnerabilidad femenina. Ahora podré ver si recibe mis correos… no, mejor aún, si en algún momento le envío un correo hiriente por alguna pelea, lo puedo borrar cuando me arrepienta. ¡Pero mosca, chamo, rapidito antes de que ella lo revise primero! Seguir leyendo «El correo de mi novia»
Hoy en la mañana, al levantarme, me di cuenta de que el despertador no había sonado porque se fue la luz en la madrugada. Me levanté tarde y pensé que no iba a poder hacer todas las cosas que tenía pendientes. Cuando fui a cepillarme los dientes, me percaté de que no había agua. Tuve que hacer todas mis labores de higiene con medio litro de agua que quedaba en un potecito.
Al salir del baño, fui a mi computadora a hacer un trabajo y descubrí que estaba guindada, probablemente por la ida de la luz, al reiniciarla, pude notar que la fuente de poder estaba sonando extrañamente; luego de media hora logré que funcionara de nuevo. Como se va la luz por lo menos una vez por semana aqui en Puerto la Cruz, creo que se está echando a perder, igual que la nevera que ya hemos tenido que reparar 2 veces por el mismo problema. Seguir leyendo «Un día en la vida de un venezolano»