El Hilo dental rosado

Según cuenta un pana médico, esta fue la peor experiencia que le tocó vivir mientras hacía el rural en Charallave (Ciudad cercana a Caracas, bueno no estoy seguro de que Charallave sea considerada una “ciudad”, ni hablar de Caracas…)

Sábado agitado en el Periférico de Charallave, como siempre “no hay material”, la falta de insumos hace que los médicos residentes a cargo de la emergencia hagan cualquier cosa para curar a sus pacientes: torniquetes con correas, taladros y herramientas caseras en sustitución de instrumentos quirúrgicos, hurto de medicinas en otras áreas para salvar una que otra vida… en fin, la situación típica de un hospital cuando hay guerra. Y como toda noche sabatina de 15 y último, mientras más real y más caña hay en la calle, más emergencias abarrotan el hospital.

Es en este agradable ambiente no apto para cardíacos, cuando nuestro estimado “hombre de bata blanca” recibe para su cuidado y sanación al mismísimo “Pedro Navaja”, a “Cara e´ piedra”, al “Pitufo”, al “Mostro de Yare”, al “más malandro de todos los malandros”. Hombre recio y malencarado que con solo una mirada recitaba su amplio prontuario policial.

– Ayúdeme “doctolcito” – gemía “Cara e´ piedra” – Esa rata me clavo la puñalada burda y salió pirando.
El médico comenzó a realizar sus oficios y tras una larga intervención que incluyó varios puntos de sutura, curó la imponente herida producto de un afilado objeto punzo penetrante. “El Pitufo” estaba listo para volver a la calle a hacer el mal y en agradecimiento a los favores recibidos, prometió al médico salvador una pizza para saciar el hambre.

– Lleva el hambre mi “dóctol”, no se preocupe que yo le traigo una pizza.

El personaje se retiró de la emergencia y el asunto se olvidó, sin embargo pasados 10 minutos de su partida, unos disparos en la puerta del hospital le recordaron al médico dónde estaba y con quién había acabado de tratar… ¿sería posible?
Efectivamente al llegar al sitio se le heló la sangre, era el propio “Mostro de Yare” quien había caído abatido en la puerta del hospital producto de una persecución policial. Al ver la caja de pizza tirada en el suelo al lado del cadáver, el médico sintió un enorme peso sobre su espalda. No podía creer lo que sus ojos veían…

En todo caso no fue esto lo que más desestabilizó a aquel médico residente del periférico de Charallave. Para colmo de males, fue justo a él a quien le tocó levantar el cuerpo, desnudarlo y prepararlo para la morgue… sorpresa final: “Pedro Navaja”, “Cara e´ piedra”, “El Pitufo”, “El Mostro de Yare”, “El más malandro de todos los malandros”, tenía metido entre las nalgas depiladas «el más gay de todos los hilos dentales», rosado y con encajes. Imaginen la cara del médico quitándole esta coquetería…

No sabemos si lo de la pizza fue agradecimiento o amor, mucho menos podemos estar seguros de que el médico haya guardado la exótica prenda íntima como recuerdo y menos aún de que actualmente se la ponga para expiar su culpa. Lo que sí podemos afirmar es que créanlo o no, se trata de una descarnada manifestación del Bestialismo Mágico.